"EL CASTIGO SIN VENGANZA" DE LOPE DE VEGA: UN AMOR PROHIBIDO Y TRÁGICO



Para introducir de forma correcta y ordenada el tema, debemos señalar que nos encontramos en una época denominada como “Barroco”, la cual representa como tal todo un movimiento artístico y cultural de carácter principalmente teatral que abarca desde finales del siglo XVI hasta comienzos del siglo XVIII, durante el cual se produjo una serie de obras dramáticas de escala titánica y magnánima calidad para la época, ocasionando así un renacimiento de la obra teatral en cuanto al ámbito teatral se refiere. 





Precisamente, en el marco histórico de la España de los Austrias y la exorbitante decadencia de esta dinastía, nos situamos en un ambiente prácticamente de un Barroco primitivo, en el que las primeras representaciones teatrales giran en torno a establecimientos de carácter público, tales como hospitales, plazas de abastos o patios de casas de vecinos. Estos eventos eran llevados a cabo por cofradías con espectáculos en patios de hospitales, teatros ambulantes de carácter estacionario, y más tarde, en época de pleno Barroco, por medio de compañías teatrales que representaban según las fechas festivas, generalmente iniciando en Pascua y concluyendo en Carnaval. 


Es por ello que conforme el paso de los años iría obteniendo mayor importancia el término de “corral de comedias”, es decir, un espacio oficial donde una compañía teatral representaba una obra o comedia encargada expresamente a un poeta para una única representación o estreno. Con ello, los teatros más importantes y conocidos a nivel nacional fueron el Teatro de la Cruz, activo desde el 1579 hasta el 1859/60, y también el Teatro del Príncipe desde el año 1582/3 hasta la actualidad. Todos estos espacios públicos no sirvieron ni más ni menos que de una poderosa herramienta de propaganda, y por consiguiente de medio de difusión ideológica conservadora de la monarquía austríaca, mediante importantes teatros establecidos en puntos de gran importancia política capital influenciados tanto por el poder real y de la corte, como por el papel de las familias de más prestigio de la época. 


A su vez, los teatros suponían un espacio donde a todo individuo se le brindaba la posibilidad de atender a una representación dramática mientras puede costearse una entrada, sin depender de estatus social ni títulos monetarios o nobiliarios, incluso género o raza.  


En esencia la fiesta teatral suponía una compleja estructura de jornadas, entremeses, bailes, etc. Dando así mayor vivacidad a la obra, y desencadenando una mayor comprensión de los tiempos y espacios teatrales tan radicales al teatro clásico per se. En consonancia con la moral católica tan ferviente y tradicionales nos encontramos como tema principal de las comedias la honra, tanto en un carácter trágico como más cómico, donde una mancha hacia esta honra supone mancillar la propia figura de la familia y de la comunidad por completo. El hombre deberá restablecer su honra en cuanto a la fuerza, el poder y la hombría; por otro lado, una mujer deshonrada y joven que generalmente se viste de hombre (actúa como estímulo visual para el público masculino y elemento de liberación para la mujer) quien tendrá por objetivo recuperar su honra en cuanto a los valores de sexualidad, pureza y feminidad se refiere. Finalmente, toda restauración de la honra siempre será producida a través de un casamiento o por el contrario con un final trágico y fatal, siendo posteriormente necesaria la confirmación de tal proceso y el reconocimiento por medio de un poder superior. 

 



"La Comedia, rica cosa, gracioso entretenimiento para ocupar gente ociosa que divierte el pensamiento de la tristeza enojosa". (Lope de Vega) 

 

 


Tras este análisis en profundidad del teatro barroco, debemos señalar la obra “El castigo sin venganza” del poeta y dramaturgo barroco Lope de Vega, nacido en el 1562 en Madrid donde vivió hasta sus últimos días en el año 1635. Esta figura de gran índole en su época se convirtió en la potencia creadora del teatro del Siglo de Oro en España, siendo reconocido por su capacidad intelectual y creadora de obras dramáticas, llegando a ser apodado como “Monstruo de la Naturaleza” o “Fénix de los ingenios”. Lope de Vega se definía en el contexto teatral como un poeta, es decir, una figura encargada de producir obras de forma periódica para venderlas a compañías teatrales con una previa corrección del texto por parte del autor, convirtiéndose así este en un escritor de masas. Como ya comentamos, sus obras girarán en torno al objeto de la honra como es habitual en las comedias barrocas, rigiéndose la comedia por unas reglas propiamente establecidas por el mismo Lope de Vega, las cuales se recopilan en su obra “El arte nuevo de hacer comedias” publicada en el 1609. 

 

Por lo tanto, la tragedia “El castigo sin venganza” se nos presenta como una obra de tinte trágico y cómico, dividida en tres jornadas o actos, donde no se respetan estrictamente las reglas del espacio y el tiempo ya que todo ocurre en diversos lugares, tanto exteriores como interiores, y a lo largo de un periodo de tiempo de más de cuatro meses aproximadamente. En ella se nos muestra el problema de la honra mancillada del duque de Ferrara, quien descubre que su joven esposa le ha sido infiel con su hijo el duque Federico, con el cual mantiene un romance secreto en la ausencia de su marido por la guerra. De esta forma, se nos presenta una acción y enredo con un problema como es el incesto entre Federico y su madrastra, el cual no será resuelto hasta prácticamente el final del acto tercero, cuando toda la trama llega a su fin fatal para los adúlteros, mediante el asesinato de Casandra a manos del duque de Ferrara y la consiguiente inculpación del crimen a su hijo, quien moriría a manos del marqués Gonzaga, padre de Casandra. Precisamente, el propio título de la obra nos hace referencia a estos momentos fatales de la tragedia, debido a que el castigo es aplicado a su hijo, aunque no la venganza como tal ya que es ejecutada por un tercero como es el marqués Gonzaga. Concluyendo todo el enredo de la obra con un castigo fatal, con el fin de recobrar la honra y el reconocimiento de ella como última instancia. 

 

 

(Verso 1514-1531 --> “El castigo sin venganza”) 

Mis pensamientos, que son  

hijos de mi amor, que guardo 

en el nido del silencio, 

se están, señora, abrasando. 

Bate las alas amor, 

y enciéndelos por librarlos.  

Crece el fuego, y él se quema. 

Tú me engañas, yo me abraso; 

tú me incitas, yo me pierdo; 

tú me animas, yo me espanto; 

tú me esfuerzas, yo me turbo;  

tú me libras, yo me enlazo; 

tú me llevas, yo me quedo;  

tú me enseñas, yo me atajo; 

porque es tanto mi peligro, 

que juzgo por menos daños,  

pues todos ha de ser morir,  

morir sufriendo y callando. 

 







 

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